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“No busques periodistas, esto no lo vas a poder hacer con periodistas, búscate a los niños más pilos de derecho, ciencia política, y los entrenas”, le dijo hace ya más de nueve años la cronista mexicana Alma Guillermoprieto a Juanita León, creadora de La Silla Vacía, el único medio colombiano dedicado exclusivamente a explicarle a la gente las movidas de la política y sus protagonistas. Juanita tenía las ganas, la plata, la idea, y no encontraba con quién levantar las patas de la silla. Ningún periodista quiso asumir el riesgo. Así que siguió al pie de la letra el consejo de Alma y no le pudo haber ido mejor: hoy lidera un medio independiente, innovador y que no depende de pauta publicitaria para sostenerse. Juanita es una maestra ñoña. Quien ha pasado por La Silla Vacía puede dar fe de esa brillante capacidad que tiene de enseñar a hacer buen periodismo e innovar de muchas formas, y que ya le ha merecido a su medio ganar dos premios Gabriel García Márquez de periodismo. El equipo de 18 personas que lidera no solo ha sabido ganarse la credibilidad de la audiencia sino su cariño. A La Silla la quieren, la respetan, la defienden y le dan plata.

¿Por qué nace La Silla Vacía?

Porque tenía muchas ganas de tener mi propio medio. Quería demostrar que el periodismo independiente en Colombia era posible. Y tenía ganas de innovar y de hacer el periodismo que quería leer. Cuando estuve en Harvard (Beca Nieman) tomé todo un curso de historia de Colombia y llegué a la conclusión de que no había contado realmente cómo se movía el poder en Colombia. Cuando cubrí el conflicto hice un gran esfuerzo por tratar de seguirle la pista desde las víctimas, pero nunca llegué a contar con exactitud las lógicas del poder que subyacían al conflicto armado. Sentía que hacía falta un medio que explicara cómo es el proceso de toma de decisiones públicas y qué es lo que hay detrás de las movidas del poder. Sentía que tenía suficiente acceso al poder, sin pertenecer al poder, para lograrlo. Creé La Silla Vacía con ese doble objetivo: demostrar que sí se podía hacer periodismo independiente y contar cómo se movía el poder en Colombia.

¿Cuáles han sido los momentos más duros de La Silla Vacía?

Hemos tenido varios, casi siempre por culpa mía, o siempre por culpa mía. Todo el arranque fue duro. Crear un nuevo medio, una empresa, es un camello. Al principio, lo más duro fue encontrar la gente que quisiera trabajar conmigo. Llevaba mucho hablando con la periodista Marta Ruíz sobre cómo sería y lo que haríamos, y cuando le dije que renunciara, que ya tenía el dinero para empezar, me dijo que no, que no iba a renunciar. Fue un gran golpe. Llamé a otros periodistas que me parecían muy buenos y nadie estaba dispuesto a dejar su puesto para trabajar en La Silla. En un momento dado, dije, no voy a tener con quién hacer el medio. Tengo la plata, tengo la idea, y no voy a poder hacerla con nadie porque nadie está dispuesto a asumir el riesgo. Eso me dio muy duro, hasta que Alma Guillermoprieto me dijo: “no busques periodistas, esto no lo vas a poder hacer con periodistas, búscate los niños más pilos de derecho, ciencia política, y los entrenas”.

Y seguimos el consejo de Alma, conseguimos gente de derecho, ciencia política, filosofía… y creo que eso fue lo que definió mucho el carácter de La Silla. Ahora, en retrospectiva, pienso: qué dicha que no arranqué con periodistas porque seguramente habríamos hecho algo más parecido a lo que ya existía, y hacerlo con gente más chiquita, que tenía otras miradas, y entrenarlas como creía que debía hacerse el periodismo fue de gran valor.

Otro momento duro fue cuando maté a “Alfonso Cano”, como seis o nueve meses antes de que lo mataran de verdad. Fue una experiencia muy dura porque era una noticia de mucha resonancia. Había hecho una reportería que me parecía súper concienzuda antes de sacar la noticia, no fue algo que hubiera hecho en diez minutos, sino que había durado todo el día haciendo reportería, tenía tres fuentes diferentes que me lo confirmaban, y que hubiera sido un error fue angustiante. No teníamos suficiente reputación. Habíamos tenido la chiva de que se caía la reelección de Uribe en la Corte, eso nos disparó, pero lo de Cano fue muy duro. Fue un buen aprendizaje y momento de asumir unos controles internos que aplicaban para mí, porque yo tenía la chiva, todo mi equipo era más pequeñito y estaban felices de que yo la tuviera, y nadie me hizo las preguntas difíciles. Así como tenía unas fuentes que me lo confirmaban, tenía otras que, por la información que me habían dado, he debido sospechar. Fue un golpe a la credibilidad. Después de eso nos decían la chiva vacía, pero creo que la forma como lo manejamos, el haber puesto la cara, explicando lo que pasó, ayudó y estuvo bien.

El tercer momento complejo fue cuando Olga Lucía, la persona con la que había trabajado cinco años, decidió separarse de La Silla. “Olgalú” fue parte del ADN de La Silla. Fue bueno que hubiera pasado porque ella quería hacer algo muy distinto. Hoy seguimos siendo amigas cercanas.

 

Las guerreras que decidieron acompañar a Juanita en la creación de La Silla:

Cristina Vélez - La Silla Vacía

Cristina Vélez

Politóloga, trabajó como periodista en Semana e hizo parte del equipo fundador de La Silla Vacía.

Olga Lucía Lozano - La Silla Vacía

Olga Lucía Lozano

Amiga personal de Juanita, cofundadora y exdirectora creativa de La Silla.

¿Qué les gusta a los usuarios de La Silla Vacía? ¿Les han preguntado?

A veces hacemos focus group informales y, claro, te das cuenta qué funciona y qué no por la analítica. La Mesa de Centro tiene un millón de descargas en Facebook y un tiempo de permanencia en el video de casi el 80 por ciento. Nuestros detectores de mentiras gustan mucho a la gente, me parece que La Silla Académica ha tenido un éxito muy grande. Hay otras cosas que a nosotros nos gustaban mucho, pero que no han tenido un impacto proporcional al trabajo que hicimos. Tuvimos un proyecto que se llamó Crimen y Castigo, que cubrió todos los homicidios que hubo durante un año en Suba. Hacíamos el perfil de la persona muerta, contábamos las circunstancias del asesinato y le hacíamos seguimiento al proceso penal. Nos encantó, era un proyecto hermoso, pero tuvo muy poco impacto, y duramos un año haciéndolo.

Hicimos otro proyecto, que a la gente que lo conoció le parecía lo máximo, innovador. Se trató del Proyecto Rosa. Convertimos en una heroína nacional a una líder de víctimas amenazada. El Quién es quién nuestro es muy exitoso, pero hay otras cosas que no. Ahorita en elecciones quisimos hacer un reto, del tipo “yo voy a votar por Vargas Lleras y reto a Renata a que me diga por qué quiere votar por su candidato”. Pensamos que iba a ser súper viral y solo han subido 15 videos. En general, siento que La Silla funciona como un restaurante al que vas todos los días y te dan un buen almuerzo. Veo que otros medios hacen unos megaproyectos de investigación una vez al año para ganarse un premio, y del resto hacen cosas mediocres. Siento que La Silla no tiene tanto esas “megacosas”, especiales, pero todos los días encuentras periodismo de calidad, estable.

El dulce poder - La Silla Vacía

Portada del libro “El dulce poder. Así funciona la política en Colombia”, de La Silla Vacía. Fotografía: Renata Cabrales.

 

De la Silla Vacía a La Chiva Vacía: ¿qué pasó?

A eso se resume la historia de cómo una chiva se convirtió en un oso, explicación dada por la misma Juanita cuando reconoció que se había equivocado al publicar en La Silla Vacía que el extinto jefe guerrillero “Alfonso Cano” había sido dado de baja. Ocurrió un viernes 18 de febrero de 2011 y se convirtió en uno de los momentos más duros de sobrellevar. Juanita creyó en un rumor que creció a través de listas de Blackberry.

¿Cuáles son los errores que no puedes cometer a la hora de fundar un medio?
  • No tener un modelo de negocio desde el día 1 En principio, pensé: primero desarrollamos un producto editorial y después me va a llegar pauta. Nunca le pensé a La Silla un modelo de negocio desde el día uno ni contraté a una persona para pensar en los temas administrativos y comerciales. Mi primera persona dedicada a lo comercial la tuve como a los cuatro años de haber creado La Silla. Y, cuando la tuve, fue como waoooo, qué diferencia. No pensar en un modelo de negocio desde el principio es un desacierto. Obviamente, el modelo de negocio lo hemos ido descubriendo con el tiempo. Mi lección es que si no tienes una persona encargada del negocio, el medio no será grande. Cuando Olga Lucía era la editora creativa, teníamos cosas creativas todos los días porque ese era su único trabajo. Cuando no se tiene a una persona encargada del negocio, entonces soy yo la que estoy pensando en eso, pero yo también estoy escribiendo la historia. No funciona.
  • No mirar el medio como empresa Por muchos años vi a La Silla como un proyecto personal y no como una empresa. Y solo fue después de que me escogieron para Emprende País, un curso para empresarios de alto rendimiento, que dije: claro, yo tengo que pensar esto como una empresa. Fuimos muy formales a la hora de hacer juntas, llevar las cuentas, etc., pero realmente vi a La Silla como una empresa solo hace tres años, y no pensar en su modelo de negocio desde el principio ha sido de los errores más grandes.
  • No considerar que la monetización es la razón de ser de tu medio Al principio pensamos que podíamos ganar plata a partir de proyectos paralelos. Hicimos un medio divino que se llamó 100 maneras, lo dirigía Olga Lucía. Nuestra lógica era: a nadie le gusta financiar temas políticos porque les da susto que los asocien con incriminar al presidente o algo así. Entonces, creamos otro medio. Se trató de un agregador de blogs sobre moda, música, cine, y pensamos que ahí sí nos iban a pautar. Y en vez de que a través de 100 maneras nos entrara plata, estábamos gastando plata en 100 maneras. Era absurdo. Estábamos haciendo dos empresas que no generaban plata. En otro momento dijimos: hagamos consultorías en internet a empresas de sectores que no cubramos. Tuvimos un proyecto grandísimo con Cemex, que le tomó meses a Olga Lucía. Al final, ni siquiera sabíamos cobrar bien. Mi papá y mi tío, que son empresarios, siempre me decían: concéntrese en tratar de encontrarle un modelo de negocio a lo que hacen, no en hacer otra empresa, porque si tienen éxito en la empresa de consultoría, eso va a ir en contravía de La Silla Vacía, ya sea porque les crea conflictos de interés o porque les quita tiempo. Todo lo que uno hace quita tiempo. Error: debimos habernos focalizado desde el día uno en cómo monetizar lo que nosotros hacíamos: periodismo.
  • No asumir que no te las puedes saber todas En La Silla hemos tratado de aprender todo solos, somos autodidactas, y hemos empezado a descubrir que no, que a veces podemos contratar a un consultor que te dé un curso de quince días sobre cómo hacer un mejor podcast y eso hace toda la diferencia del mundo. Desde que descubrimos eso siento que nos ha ayudado mucho. Tuvimos un consultor todo un día que nos enseñó cómo costear un proyecto. Una “dura” de Radio Ambulante nos ayudó a mejorar nuestro podcast. Comenzar a entender que uno no tiene que sabérselas todas es clave.

Busquen fuentes de financiación que les permitan conectar y reforzar su relación con la audiencia y con el hecho de hacer buen periodismo.

¿Tienen gente especializada para trabajar los temas del detector de mentiras?

Todos hacemos de todo.

¿Incluso manejar las redes sociales?

Entre todos las manejamos, tenemos turnos de una hora al día cada uno. Siempre he sido un poquito opuesta a los Community Managers.

¿Por qué?

Me parece que es bueno que los periodistas estemos todo el tiempo en contacto con el feedback de la gente. Parte de mi filosofía empresarial es que nadie puede tener un puesto en el que solo haga cosas chéveres o aburridas. Odio que en las empresas se creen esos estratos donde hay unas vedetes que solo hacen cosas buenísimas y no hacen nada aburrido, pero hay otros pobres, esclavos, que les toca lo harto. No puedo con eso.

¿Y es que para ti las redes son aburridas?

Ahora no, pero hubo una época en la que sí, tal vez. Los Community Managers ahora son mucho más creativos. Para los periodistas es muy bueno estar conectados con la discusión.

¿Encuentran estímulo, buenas historias, pistas en las redes?

No tanto. Más en los comentarios, pero sí sabemos cuándo le gustó algo a la gente en las redes y por qué. Eso sí nos retroalimenta mucho. Realmente estamos muy conectados con la audiencia, no en el sentido de que si no les gustan los temas de víctimas entonces no vamos a publicar sobre víctimas. No. Estamos atentos a, por ejemplo, cuando sienten que una historia está sesgada les preguntamos por qué.

¿Entonces no son esclavos de lo que diga la audiencia, como ocurre en otros medios?

Quiero que nos lean. No quiero ser un medio alternativo que hace cosas maravillosas que leen la mamá y la abuela. Nuestro indicador de éxito nunca ha sido el tráfico solo ni nos comparamos con otros medios. Hay temas que son muy poco taquilleros a los que La Silla les dedica mucho tiempo como los de víctimas, líderes sociales, la paz. Nos importa el tráfico pero no es un indicador de éxito. Tenemos el “impact tracking”, un sistema que nos ayudó a hacer la fundación Gates, y que fija los indicadores que tenemos.

¿Qué otras formas tienen de conectar con la audiencia aparte de darle mucha importancia a sus comentarios?

Cada viernes hacemos un encuentro de La Silla Llena que llamamos Viernes en La Silla. Los expertos de La Silla Llena se postulan para hablar sobre un tema e invitamos a nuestros Súper Amigos a que vengan y debatamos. Es una especie de “Brown bag lunch” (debate-comida). Hace poco nos acompañó Pedro Arenas (La red de la paz) y habló de su paso de ser cocalero a definir política pública sobre las drogas en Colombia. También vino Carolina Botero -especialista en derechos de autor- y conversamos con ella sobre la Ley Lleras. Como nuestra audiencia es tan ñoña llegan unas veinte personas.

También invitamos a nuestros Súper Amigos a hablar sobre cómo estaban viendo las elecciones y, si vamos a entrevistar, por ejemplo, a Iván Duque -candidato presidencial por el Centro Democrático-, abrimos cupo para diez personas. Tenemos una alianza con Primera Fila para que nuestros Súper Amigos asistan a la premier de alguna película.

¿En qué radica la importancia de publicar libros en LaSillaVacía.com?

Publicar un libro es una fuente de orgullo, no de dinero. Se consolida el trabajo de algo que permanece en el papel. Los libros son una fuente de crecimiento y posicionamiento. Estamos súper orgullosos del que acabamos de publicar: El dulce poder. Así funciona la política en Colombia.

“Este libro es el resultado del trabajo colaborativo de todo el equipo de La Silla Vacía durante varios años de reportería. Con frecuencia, en La Silla una persona escribe el artículo y lo firma, pero la reportería se hace a varias manos o se construye sobre la información recogida previamente para otra historia por otro miembro del equipo. Este libro, en eso, no es la excepción”, se lee en la página de agradecimientos.

¿Son las elecciones una prueba de fuego para La Silla?

Tengo la impresión de que La Silla realmente importa cuando hay elecciones. Las campañas son muy quisquillosas con nuestro cubrimiento. En una semana nos pueden llamar de las cinco campañas a protestar, no a pedir rectificación, pues muy rara vez hay un error que tengamos que rectificar.

¿Hacia dónde va la creación de medios digitales hoy?

Siento que vivimos un momento increíble para ser periodistas. Puedes crear tu propio medio con poca plata, si tienes talento para sostenerlo. Me sorprende que no se hayan creado más medios, siento que hay un espacio gigantesco para crear, si tuviera tiempo crearía tres medios más. No hay un buen medio digital de temas de turismo, de moda, de gastronomía, buen vivir. Hay mil espacios. Me parece que hubo un momento hace unos cuatro años donde periodistas muy buenos estaban empezando a crear medios en Latinoamérica, pero tengo la impresión de que eso ha ido bajando. No veo que hace pocos años se hayan creado muchos medios nuevos. En Colombia, definitivamente no. También creo que algunos de los medios digitales que se han creado son muy malos. Lo que veo ahora es a muchos políticos creando sus medios y eso me parece fatal para el ecosistema.

Las preguntas del “Impact tracking”

  • ¿Citan tus contenidos en otros sitios web?
  • ¿Te llegan correos de usuarios dándote las gracias por escribir una historia?
  • ¿Aplicaron para prácticas en tu medio 70 o 100 estudiantes?
  • ¿Citan tu medio como bibliografía en un libro?
  • ¿Te invitaron a escribir un libro?

 

Decálogo de aciertos de La Silla

  1. UN OBJETIVO CLARO

    Al principio, lo más importante es tener claro por qué se quiere crear un medio. Eso de voy a crear un medio mientras me voy a hacer una maestría en dos años no funciona. Si vas a crear un medio tienes que tener un proyecto a largo plazo, un proyecto de vida a largo plazo, que es clave.

  2. PRINCIPIOS BÁSICOS

    Escribir cuáles son las cosas que no estás dispuesto a hacer es vital. Quería crear un medio para casi de verdad partir en dos la historia del periodismo en Colombia y tenía claro que quería hacer mejor periodismo que el que hacía en Semana, y ese ha sido un principio básico para decir “no” a mis tentaciones. Cuando creas un medio el modelo de negocio es tan frágil que existe la tentación de que como hay cooperación internacional para escribir sobre niños con discapacidad, hagas artículos sobre niños con discapacidad, que tú no querías hacer en principio, pero los haces porque allí está la plata. O porque te dicen, Pacific Rubiales quiere hacer este reportaje y nos paga una cantidad de plata, entonces mucha gente piensa que con eso podemos pagar otras cosas chéveres. He tenido muy claro que no estoy dispuesta a hacer ninguna concesión que afecte la independencia del periodismo.

  3. PERSONALIDAD Y COHERENCIA

    Darle al medio una personalidad y mantenerla es fundamental. Cada componente del medio debe ser coherente entre sí. Por ejemplo, cuando creé Flipmedia en Estados Unidos mi jefe me dijo un día: –mira, los abogados acaban de pasarnos estas políticas de uso. Diez páginas de qué era legal, súper miedosas para cualquier usuario. Nosotros teníamos derecho a todo, ellos no tenían derecho a nada. Y le dije a mi jefe: –no estoy de acuerdo con esas políticas de uso porque me parece que no son coherentes con nuestra propuesta de valor editorial de crear una comunidad. Su respuesta fue: –no importa, eso es lo que piden los abogados. Y es una bobada, seguramente casi nadie va a leer las políticas de uso, pero sentía que todo tenía que ser coherente. Todo lo que se haga en un medio de comunicación debe ser coherente con su filosofía.

  4. RESPETO POR LA AUDIENCIA

    En La Silla tenemos una relación muy personal y respetuosa con la audiencia. Si la gente escribe algo en los comentarios, yo le respondo, si pregunta o se queja de algo, le respondo. Por ejemplo, a raíz de la entrevista a Petro que ha generado tanto debate, hice una entrada de blog diciendo: así concebimos las entrevistas. Manejamos una interlocución directa con la audiencia y eso ha hecho que La Silla tenga una gran fortaleza, que tengamos una comunidad alrededor nuestro. Hay una cantidad de gente que de verdad nos quiere, nos respeta, nos defiende y nos da plata. En la última campaña de Súper Amigos recogimos 150 millones de pesos, en donaciones individuales no mayores a un millón y medio de pesos. Para mí es un gran orgullo porque muestra la fortaleza de nuestra comunidad. Cuando Uribe nos empezó a atacar porque dijimos que él había ido al edificio de Jorge Pretelt, todo el mundo nos defendió; cuando atracaron a Laura, periodista de La Silla Caribe, todo el mundo nos rodeó. Entender el medio como realmente un nodo de la comunidad es una clave del éxito de La Silla.

  5. EN EL CENTRO DEL DEBATE

    Cuando creé La Silla dijimos: no queremos ser un medio alternativo en el sentido de estar en el margen, sino que queremos ubicarnos en el centro del debate. Y para eso teníamos al principio una sección que fue muy clave, La Movida. Desde que salimos montamos una sección donde invitamos a debatir a líderes de opinión muy importantes, a Rafael Pardo, Marta Lucía Ramírez. Eso, de entrada, nos ubicó en que no somos un medio universitario o alternativo. Estábamos en el centro del debate político. La Movida ya no existe porque ahora tenemos La Silla Llena, una red de voces informada con más de 500 expertos.

  6. LA INNOVACIÓN, EL ADN

    Otra clave del éxito de La Silla es que nos definimos desde un inicio como un laboratorio de innovación en periodismo. El ADN de la innovación ha estado metido en la dinámica del medio. Todos los años sacamos nuevos productos, nuevas formas de relación con la audiencia, y eso nos ha mantenido vigentes porque es muy fácil volverse rápidamente parte del paisaje.

  7. CUMPLIR CON LO QUE SE PROMETE

    Tenemos la disciplina de darle a los usuarios lo que les prometemos. Cuando arrancamos dijimos, vamos a hacer una historia diaria, y cumplir era muy duro al principio porque a veces a las nueve de la noche descubríamos que no había historia (como era gente tan chiquita). Me parece que es muy fácil decir: estamos en internet, no importa, vámonos a dormir y dejamos la misma historia de hoy, y mañana a las cuatro de la tarde subimos la siguiente. Y mi posición era: así nos acostemos a las tres de la mañana hacemos otra historia y abrimos con una nueva. Nunca hemos dejado de publicar las historias que decimos que vamos a hacer. Eso ha sido fundamental para que todo el equipo se meta en esta lógica de disciplina y de que el medio es realmente profesional.

  8. UN EQUIPO FIJO PARA EL MEDIO

    Contratar a un equipo de gente pagado con prestaciones, fijo, es clave, porque veo que hay mucha gente que crea nuevos medios pero no tiene un equipo profesional de periodistas para producir. No se puede sostener y proyectar un medio con gente que dicta clases, que mientras tiene otro trabajo por la noche hace una nota. Nosotros hemos ido creciendo, comenzamos tres y ahora somos 18, incluyendo secretaria, diseñadores gráficos, periodistas en las regiones, siempre contratados, con salarios y prestaciones. Todos estamos en nómina.

  9. NO TENER RABO DE PAJA

    El eslogan de La Silla es “contamos todo lo que sabemos y sabemos todo lo que contamos”. Tener la absoluta certeza de que puedes contar todo lo que descubres es muy importante. Tan importante como que no me vean en fotos abrazada con todos los poderosos, que cuando ha habido cosas que, incluso, son cercanas a mi familia, lo hemos contado. He perdido amigos por contar cosas. Creo que con eso uno le envía señales muy claras al equipo de que nuestro eslogan es cierto. Me parece que a veces en los medios tradicionales comienzas a recibir un resto de señales implícitas de tus jefes de que hay ciertos temas vedados, de que hay gente que tratas mejor que a otra. Eso es muy grave.

  10. IGUALDAD

    En La Silla tratamos a todas las fuentes igual. No ocurre, por ejemplo, que si vamos a escribir sobre el alcalde de Caparrapí ni siquiera lo llamemos a contarle por qué estamos diciendo que es un corrupto, pero que si es Germán Vargas le damos una semana para contestar. Los tratamos igual.

 

LA CIFRA CLAVE

947 son los Súper Amigos que alcanzó La Silla Vacía tras la última campaña de donación.

 


 

El buen periodismo sí es negocio

Composición accionaria de La Silla

Juanita León es la dueña del 53,5 por ciento; sus papás, Jorge León y Fabiola García, suman el 28,5 por ciento; su tío, Marcelo León, tiene el 11 por ciento. Nicolás Acosta, primo ingeniero de Juanita, y quien diseñó la parte tecnológica de La Silla, tiene el 5 por ciento, y Juan Esteban Lewin, subdirector, tiene el 2 por ciento.

Los principios empresariales de La Silla Vacía

1. Hacer plata mientras Juanita duerme.
2. Que ganar plata no implique dictar un curso ni una conferencia.
3. Que el negocio siempre refuerce nuestra comunidad de usuarios y la independencia de La Silla Vacía.

Fuentes de financiación de La Silla: ¡genios!

Juanita comenzó La Silla con una plata familiar. Sus papás y su tío la ayudaron. A lo que se sumó el apoyo de Open Society con 100 mil dólares. “El primer año dependimos 100 por ciento de cooperación internacional y en 2018 la cooperación solo aporta el 36 por ciento. Hemos venido bajando nuestra dependencia de este tipo de ingreso y estamos descubriendo poco a poco un modelo de negocio”.

La Silla Vacía tiene ingresos al año por el orden de los 1.000 millones de pesos, lo que contempla unos 150 millones por suscripciones a La Silla Académica y unos 300 millones por patrocinios de La Silla Llena. También obtienen ingresos por “diplohacks”, talleres, debates, eventos y lo que les aportan sus Súper Amigos. Han publicado dos libros, pero la venta de estos realmente representa muy poco en términos económicos. Los ingresos por publicidad son cada vez menores.

EL DATO CLAVE

En 2018 La Silla Vacía se convirtió en el fact-checker oficial de Facebook en Colombia, misión por la que también perciben ingresos.

La innovación en la financiación permitió hacer:

 

LA SILLA LLENA: LA EXPERIENCIA VALE

Las redes de expertos de La Llena, donde escriben de manera activa unos 300 analistas, son patrocinadas por diferentes organizaciones o compañías. Por ejemplo, Bancolombia patrocina la red de Bogotá, la Fundación Davivienda patrocina la red social; la KAS, la de paz; el Cesa, la red de innovación. “Para ellos es muy chévere tener acceso a los expertos en los temas que quieren posicionarse”.

“DIPLOHACKS”: UNA VÍA PARA ENCONTRAR SOLUCIONES

A partir de La Silla Llena empezaron a crear otros productos como los “diplohacks”: espacios en los que conectan a los expertos con tomadores de decisiones que necesitan ideas. Bancolombia financió tres “diplohacks” el año pasado para ayudar a encontrar soluciones a problemas en Bogotá. Una de las entidades que se vio beneficiada con las recomendaciones de expertos fue la Secretaría de la Mujer de Bogotá, que tras exponer los problemas de seguridad que tenían las mujeres en Transmilenio, recibió orientaciones de expertos toda una mañana. Por los “diplohacks”, La Silla Vacía también obtiene ingresos.

LA ACADÉMICA: ACCESO PÚBLICO AL CONOCIMIENTO

Cinco universidades patrocinan este espacio creado por La Silla Vacía con el propósito de que los usuarios tengan acceso a un cúmulo de conocimiento que no puede seguir reposando en las estanterías físicas o virtuales de los centros académicos. Investigaciones y publicaciones, así como entrevistas a académicos especializados en distintos hilos temáticos hacen parte de esta sección que también le genera ingresos a La Silla Vacía.

HÁGAME EL CRUCE: UNA FORMA DE SACARLE EL JUGO A LOS DATOS

“Acabamos de crear un nuevo producto que se llama La Silla Datos. Tenemos 400 bases de datos. Hacemos bases de datos debajo de cada artículo. No de todos, pero de muchos artículos”, explica Juanita. Hace referencia no solo a las bases de datos sino a la sección Hágame el cruce: todo un contenedor de cruces de datos que evidencian posturas, tendencias, actores y características del poder.

Algunas de las bases de datos de las sillas son:

• Datos de los miembros de la sección Quién es quién
• Juntas directivas de las 70 grandes empresas colombianas
• Magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz
• Magistrados de la Corte Suprema
• Senadores
• Representantes a la Cámara

Se trata de una cantidad de información que pocos tienen y a la que la gente puede acceder de manera pública. “Lo que estamos empezando a vender es una suscripción a todas nuestras bases de datos y a cruces interesantes de información en ellas”, dice Juanita. Cualquiera que necesite acceder a una base de datos de La Silla Vacía lo puede hacer y leer la información, pero no tiene la posibilidad de descargar el Excel. Quienes se suscriben a las bases de datos reciben todas las actualizaciones que el equipo realiza de manera periódica. “Pero además te decimos: acabamos de hacer una base de datos de toda la gente que tiene que ver con el medio ambiente en Colombia; estos son los tres magistrados de la Corte, los cinco senadores, los diez expertos académicos, los diez ambientalistas… y esto puede ser de mucho valor para las universidades, los centros de investigación y las empresas”. Una vez terminado el “mockup” o boceto del producto, esperan poder venderlo a través de una suscripción anual de 20 millones de pesos. Con La Silla Datos proyectan ingresos por el orden de los 150 millones de pesos.

DEBATES Y EVENTOS EN UN FORMATO INNOVADOR

Patrocinada por la Pontificia Universidad Javeriana, La Silla Vacía empezó a hacer debates de muy alto perfil que condensó en una sección llamada Sí o no: el poder de los argumentos. Minería, reforma a la justicia, acuerdo de paz, algunos de sus temas de conversación. Ahora, con la misma universidad, “evolucionamos e hicimos un gran concurso de debate político” que llamaron “Los jóvenes debaten a Colombia”. Mujeres transformadoras, evento realizado por La Silla Vacía en la Universidad de los Andes, con el apoyo de Telefónica Movistar, es otro de los ejemplos de cómo generar ingresos poniendo al periodismo en el centro de todo. No solo se trató de una publicación sobre las 100 mujeres menores de 50 años más transformadoras de Colombia en diferentes áreas, sino de una conferencia con universitarias que querían ser como sus líderes cuando grandes. La lista la conforman mujeres como Claudia López (política), María Paulina Baena (La Pulla) e Isabel Segovia (Educadora).

SÚPER AMIGOS: EL CUARTEL DE LA VERDAD

Para La Silla Vacía, un Súper Amigo es aquel que es fiel a la verdad y la valora tanto como el equipo de La Silla. Por ello, cada año abre una convocatoria para que sus seguidores les donen dinero con distintos propósitos. El retorno para este club de socios además de un periodismo riguroso e innovador, es una serie de derechos. Algunos de estos derechos son:

• Beneficios comerciales como entradas a eventos o descuentos
• Asistencia a debates, charlas y al consejo de redacción de La Silla
• Sello de Súper Amigo en los comentarios
• Navegación por el sitio web sin publicidad

Juanita y su equipo tomaron la decisión de no tener pauta de candidatos en elecciones hace unos cuatro años. “Saboteamos la única oportunidad de pauta que teníamos”. Confiesa que no buscan de manera activa pauta. “A veces algunas universidades pautan maestrías. Me da hartera vender pauta porque siento que no estamos ofreciendo ninguna ventaja”. Para la directora de La Silla es más el esfuerzo que representa ir y ofrecerla, para que las centrales de medios se queden con gran parte de la ganancia. “Eso lo intentamos durante varios años hasta que dije no más”.

 

Sala de redacción de La Silla Vacía

Sala de redacción de La Silla Vacía. Fotografía: Renata Cabrales.

 

Juanita y su equipo tomaron la decisión de no tener pauta de candidatos en elecciones hace unos cuatro años. “Saboteamos la única oportunidad de pauta que teníamos”. Confiesa que no buscan de manera activa pauta. “A veces algunas universidades pautan maestrías. Me da hartera vender pauta porque siento que no estamos ofreciendo ninguna ventaja”. Para la directora de La Silla es más el esfuerzo que representa ir y ofrecerla, para que las centrales de medios se queden con gran parte de la ganancia. “Eso lo intentamos durante varios años hasta que dije no más”.

 


La pata que le cojea a La Silla

El equipo de La Silla terceriza todo lo tecnológico, incluso la visualización de datos, que ha sido uno de sus campos innovadores. “Tenemos a un holandés que hizo la práctica aquí, regresó a su país y nos hace cosas desde allá”. Juanita siente que son flojos en posicionamiento de contenidos en buscadores (SEO, por sus siglas en inglés). “No hemos podido mejorar eso, me da la impresión de que muchos de los que dicen saber de SEO son vendedores de humo. En general, siento que no hemos podido fortalecer el “backend” (desarrollo web) de La Silla. No somos capaces de personalizar los contenidos, no sabemos usar algoritmos para detectar qué historias le gustan a un usuario y así mandarle más de esas historias.


 

El valor supremo de La Silla Vacía

Transparencia: muchas o casi todas las fuentes de La Silla Vacía son anónimas, “si no, no nos cuentan nada”, dice Juanita. Es por ello que les resulta tan relevante contar cómo hacen la labor de reportería. “Contamos si hablamos con cinco personas, qué tipo de personas son, lo que pudimos verificar o no. Tratamos de visibilizar el proceso de reportería, visibilizamos nuestros conflictos de interés, y cuando nos equivocamos contamos por qué nos equivocamos y rectificamos con humildad, no sacando una nueva historia”.


 

Perfil de un periodista en La Silla Vacía

  • El perfil usual: practicantes de carreras como literatura, filosofía, derecho, matemáticas o economía, los más pilos, los mejores de su curso. “Los entrenamos y a los mejores tratamos de contratarlos. El 80 por ciento de las personas que trabajan en La Silla fueron practicantes. Me gasto mucho tiempo escogiendo practicantes”, asegura Juanita.
  • Perfil tradicional: periodistas con experiencia como Laura Ardila, Tatiana Velásquez, Jineth Prieto, Carlos Hernández, entre otros, “que sí los trajimos de medios tradicionales, pero que los entrenamos también. En general, en La Silla le tiende a ir mejor al que no viene de medios tradicionales. A veces es más difícil cambiarles el chip que construir sobre lo nuevo”.

 

Pruebas de La silla vacía

 


Reportajes de alto impacto

Estos son los trabajos periodísticos que más han puesto a hablar a la opinión pública de La Silla Vacía en la última temporada electoral en Colombia. Leerlos ayuda a tener claves para entender mejor la receta de La Silla:

CAMPAÑA DE DE LA CALLE

Juanita escribió sobre el poco oxígeno que le quedaba a De la Calle para las presidenciales. “Les tengo un resto de aprecio, pero qué le hacemos”. De la campaña llamaron a decir que era cierto que no tenían plata, pero que no era cierto que el candidato no inspirara a la gente.
Título: ¿Sigue viva la campaña de De la Calle?
http://lasillavacia.com/sigue-viva-la-campana-de-de-la-calle-65950

CAMPAÑA DE FAJARDO

La Silla publicó sobre las dificultades que tuvo la campaña para replicar la ola verde. “La campaña va súper bien”,argumentaron.
Título: ¿Podrá Fajardo reactivar la Ola Verde?
http://lasillavacia.com/podra-fajardo-reactivar-la-ola-verde-66027

CAMPAÑA DE VARGAS LLERAS

Sienten que La Silla ha sido muy injusta con ellos por estar señalando las alianzas que hacen.
Título: ¿Logrará Vargas mover la maquinaria en la primera vuelta?
http://lasillavacia.com/la-maquinaria-sin-asco-de-vargas-lleras-64638

CAMPAÑA DE DUQUE

Indignados con La Silla porque Juanita dijo que el candidato solo había tenido puestos de segundo nivel.
Título: Iván Duque, el buen hijo
http://lasillavacia.com/ivan-duque-el-buen-hijo-65697

CAMPAÑA DE PETRO

Según Juanita, los petristas se le van encima a La Silla con cada cosa que dicen que no es buena de Petro.
Título: La encuesta que defiende Petro la hicieron sus aliados
http://lasillavacia.com/la-encuesta-que-defiende-petro-la-hicieron-sus-aliados-65487

 



 

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Cree protocolos
de pocos pasos para:


 
Manejo de información crítica o delicada


 
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Manejo de pauta


 
Manejo de crisis.