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La carrera periodística de Luz Mely Reyes, cofundadora y directora de EfectoCocuyo.com, ha estado atada siempre a sucesos políticos, incluidos los ataques del número dos del chavismo, Diosdado Cabello, quien en señal de menosprecio llama al medio digital venezolano “Efecto Tuyuyo”. Tal vez lo hace con la intención de silenciarlo o sumirlo en la oscuridad informativa, una situación que lejos de desanimar a sus fundadoras, eleva a la máxima potencia la capacidad, pasión y necesidad que sienten de iluminar con información rigurosa a una nación entera.

El periodismo venezolano vive una época frágil y poco esperanzadora, pero que propicia la búsqueda de la verdad. Bajo esa premisa, Luz Mely huele, siente y vive el periodismo en el que cree, independiente y de servicio público, “pero sobre todo, que revele información bien sustentada. No creo en el periodismo de hacer show sino en el que explica, aporta y sirve a las comunidades”.

La berraquera, en Colombia, y la arrechera, en Venezuela, significan lo mismo y Luz Mely se lleva ambos títulos. Para que lo entiendan todos, está haciendo el curso completo para graduarse con honores del doctorado más difícil en la Venezuela de hoy: el de valentía. Reportera de a pie, investigadora nata, adoradora del papel y protagonista de la transición hacia el mundo digital, la plataforma que junto con Laura Weffer les permitió reinventarse y trabajar por un periodismo posible.

¿Por qué nace EfectoCocuyo.com?

Nace por esa inquietud, pasión y romanticismo con el que vemos el periodismo. Nace, además, en la época de mayor oscuridad del periodismo venezolano. Buscamos ser esos bichitos de luz que lanzan chispas de información para iluminar a una nación entera.

¿Cómo nace EfectoCocuyo.com?

Era directora del Diario 2001 (2014), perteneciente al Bloque de Armas, uno de los grupos de empresas periodísticas más importantes del país. Estando allí empecé a pensar que quería hacer algo por mi cuenta. Ya había desarrollado algunas habilidades como manejar la parte gerencial y periodística de un medio. En esa época empezó la venta de periódicos y si quería seguir haciendo el periodismo en el que creo, iba a tener que dar un paso adelante. El 12 de febrero de 2014 hubo un bloqueo informativo en Venezuela que no afectó el diario en el que estaba (Diario 2001). Informé desde mi cuenta de Twitter y en cuatro días dupliqué la cantidad de seguidores que había logrado en cuatro años.

La gente tenía una necesidad real de información y creían en mí. Con eso en la cabeza me reuní con Laura y empecé a buscar socios, colegas de confianza.

¿Qué te impulsó a tomar la decisión de arrancar?

Antes criaba a mi hijo y era el sostén de mi hogar. Con mi hijo más grande ya podía tomar algunos riesgos y dejé el trabajo que tenía. Hay que tener un sistema de soporte que le permita a uno tomar riesgos con conciencia. Lo consulté muchísimo con mi esposo, evaluamos muy bien las posibilidades de que tuviésemos éxito, no estaba segura de que lo lograría, pero al final di un salto de fe.

 

«En esa cohorte muchos estudiantes tenían proyectos e ideas, pero la única que ya estaba trabajando en su propio medio era yo. Me decían que se sentían muy inspirados por lo que estaba haciendo en Venezuela».

iconNo hay emprendimiento que no implique riesgos. Si eres del tipo de periodista que le gusta convivir con la seguridad que ofrecen las zonas de confort, no intentes crear un medio.

iconCrear emprendimientos periodísticos en países colapsados, en crisis o con graves problemas sociales y económicos es un reto y una oportunidad. Se trabaja el doble, pero se aprende el doble.

¿Cómo defines el periodismo en el que crees?

Independiente, de servicio público, sobre todo que revele información bien sustentada. No creo en el periodismo de hacer show, sino en el periodismo que explique, que aporte. Puede sonar cursi, pero creo en el periodismo que ilumina y sirve a las comunidades que está informando. Creo en el periodismo con vocación de servicio.

¿Y cómo fue ese salto al mundo digital?

Siempre estuve interesada en el mundo digital. Cuando surgió el proyecto de convergencia de redacciones en la Cadenas Capriles, me incorporé de inmediato al grupo piloto, siempre intuí las posibilidades digitales. Me había estado formando digitalmente en el Knight Center. Empecé a meterme muchísimo para tratar de cambiar el chip, y aunque crecí en un mundo de papel que también adoro, logré convertirme en una “early adopter”. Siempre quise agarrar los cambios de primero. Soy una adulta contemporánea digitalizada. En el año 1995, cuando salí de la universidad, quería hacer un posgrado en comunicación -Universidad Católica Andrés Bello-, y esperé hasta que lo abrieran. Hice parte de la primera cohorte.

Cuéntanos de tu experiencia en el curso de periodismo emprendedor de la CUNY (Universidad de la Ciudad de Nueva York)

 

Lo del curso en Nueva York llegó porque emprendí. Me postulé y cuando vieron que llevaba un año con EfectoCocuyo.com me seleccionaron. Siento que me generó un salto cuántico. Tuve la fortuna de obtener esta beca internacional de un semestre en el que volví a tener una vida de estudiante después de muchos años. Se trató de un programa perfecto. En esa cohorte muchos estudiantes tenían proyectos e ideas, pero la única que ya estaba trabajando en su propio medio era yo. Me decían que se sentían muy inspirados por lo que estaba haciendo en Venezuela.

¿Qué no querían que fuera Efecto Cocuyo?

No queríamos ser un medio partisano (de resistencia). Queríamos que la línea editorial dependiera totalmente de nosotras y no podíamos permitir que algún socio capitalista tuviese alguna injerencia en ella, como tampoco podía interferir nuestra asociación con la incubadora Ecoem, con la que buscamos financiamiento. Es nuestro cable a tierra en temas de negocios. Queríamos poder mirar a la cara de los ciudadanos cuando publicáramos y tener la suficiente madurez de rectificar cuando cometiéramos errores.

¿Cómo está conformado el equipo de Efecto Cocuyo?

Somos dieciséis personas, de las cuales cuatro somos “senior”: Laura Wefer, cofundadora; Josefina Ruggiero, cofundadora, editora jefe y alma de la redacción, y Danisbel Gómez, directora de gestión estratégica, y quien ha hecho grandes aportes. Ella es especialista en relaciones con la audiencia. Gran parte de su aporte ha sido ayudarnos internamente como una empresa en temas como responsabilidades fiscales y leyes venezolanas. Queremos crecer y ser parte del ecosistema de medios cuando se reorganicen las cosas en el país.

La mayoría de los periodistas son “junior”, no tienen tres años de experiencia, y muchos de los que trabajan en Efecto Cocuyo están teniendo su empleo aquí por primera vez. En el caso mío gerencio a todo el equipo. Muchas veces he tenido que dejar aparte la escritura y la producción para manejar relaciones públicas, creación de alianzas, articular los equipos internamente o buscar fondos. Me dedico de lleno y a veces no me queda tiempo de hacer periodismo. Hago entrevistas y emisiones en Periscope.

¿Qué importancia tiene el desarrollo web en Efecto Cocuyo?

Muchas de las cosas que hemos hecho son artesanales. Todo se ha hecho en casa. Danisbel le pone mucho ojo a temas como el SEO, proyección de analíticas. En un mercado como el venezolano es muy difícil pagarle a desarrolladores web. La mayoría cobra un dineral. Cuando hemos hecho
trabajos especiales, contratamos a proveedores y les pedimos las piezas que queremos desarrollar. El rol de audiencia lo cumplía yo, pero vemos que es primordial tener un editor de audiencias.

En medio del flujo migratorio, ¿cómo manejan el hecho de que muchos periodistas se vayan o se quieran ir del país?

Justamente porque prevemos esto, en 2016 empezamos a trabajar muchísimo en cultura organizacional, en generar una especie de burbuja para que los jóvenes se sientan protegidos de esas agresiones externas. Nos ha ocurrido, unos se han ido, pero hay otros que han decidido quedarse. Les damos espacios para que crezcan y puedan soñar. Los que emigran no tienen la posibilidad de ejercer la profesión. El grupo que se queda sabe que se está formando, que estamos haciendo alianzas y que estamos compartiendo entre todos un conocimiento valioso.

¿Cómo conviven lo mejor del mundo tradicional y digital en Efecto Cocuyo?

Nosotras somos “seniors” y tenemos formación de las dos mejores universidades de Venezuela, con escuelas y carreras muy sólidas. El resto de periodistas viene de escuelas grandes, pequeñas, pero todos tienen algo en común y es hacer periodismo con pasión. Nos escuchan mucho y, claro, tienen facilidad para adaptarse a las tecnologías. Tanto en nuestros grupos internos como hacia afuera, en redes, manejamos el “hashtag” (etiqueta) #Contexto, que es lo que necesitan nuestros jóvenes.

El único presidente que conocieron toda la vida fue Chávez y, ahora, Maduro. No vieron la alternancia que vivimos nosotros. Ellos eran unos niños hace 20 años. A algunos les gustan los refranes, una práctica que se ha ido perdiendo, pero que nos ha servido para echar broma (reírnos) en las tardes. A veces preguntamos cuál es el refrán de hoy, contamos qué significa. Es un ambiente hermosísimo. Generalmente el que va de visita se quiere quedar. Toda esa sinergia entre experiencia y energía joven termina generando un producto como Efecto Cocuyo.

¿Cómo hacen cuatro mujeres para liderar un equipo y no caer en egos o luchas de poder?

Antes pensaba que no se podía vincular amistad y trabajo, pero nosotras hemos vivido una experiencia muy distinta. Si pudieras verme, verías la sonrisa que tengo de oreja a oreja contando esto. Siempre hemos respetado nuestras competencias y especialidades, y hemos terminado trabajando en una especie de liderazgo situacional. Ejercemos liderazgo según el momento. Laura y yo hicimos una gira de 15 días en la que trabajamos más de 16 horas juntas. Dije, si superamos esta prueba, superamos cualquier prueba. Nunca habíamos convivido tan cerca. Respeté a Laura al verla trabajar. Siempre le doy las gracias a ella por permitirme llevar la dirección.

¿Fue fortuito que las cabezas de Efecto Cocuyo fueran mujeres?

Fue fortuito. En Venezuela hay muchas mujeres periodistas. Éramos periodistas y mujeres formando un medio, del que a la vez somos propietarias.

LAS FUENTES DE TRÁFICO DE EFECTO COCUYO

La mayoría del tráfico, como es natural, llega por Twitter. Venezuela
es un país tuitero por excelencia. “Dedicamos mucho tiempo a Twitter”. La segunda fuente de tráfico la ocupan las búsquedas en Google o tráfico orgánico. Le siguen el tráfico directo y referencial. “Muchos de los artículos los leen en radio”.

¿También fue fortuito ese propósito de empoderar a mujeres a través de Efecto Cocuyo?

Tampoco lo pensamos y fuimos evolucionando hacia allá. Danisbel nos orientó mucho en ese sentido por su experiencia con audiencias. Tenemos un encuentro que llamamos Guayoyo con Cocuyo. El guayoyo es una especie de cafecito ligero. Un día salió un guayoyo con mujeres y desde allí empezamos a establecer alianzas con muchas organizaciones de mujeres. Tenemos un alto sentido de equidad y ahora me declaro feminista, no necesariamente las otras. Queremos visibilizar el trabajo que están haciendo muchísimas mujeres en Venezuela. La redacción está compuesta en
su mayoría por mujeres y, en la medida en que se avanza en cargos directivos, cada vez hay menos mujeres rodeándote.

 

Equipo de redactores, editores y socios de Efecto Cocuyo en el Festival Cocuyo. Caracas, junio de 2018. Fotografía: Iván Ernesto Reyes. Archivo de Efecto Cocuyo

¿Qué papel cumple la publicidad en la financiación de Efecto Cocuyo?

Al principio nos negamos a esa posibilidad, fuimos avanzando y ganando influencia, y decidimos aceptarla bajo unos parámetros. En Efecto Cocuyo no aceptamos publicidad de partidos políticos, políticos ni empresas cigarreras. Tenemos discusiones sobre el sector bancario y aceptamos pauta de universidades. Evaluamos siempre la credibilidad del cliente. Somos un poco intensos porque velamos muchísimo por nuestra independencia.

¿Han pensado en un producto o sección especial dedicada a los venezolanos por fuera?

Donde hay un venezolano y ocurre un hecho, Efecto Cocuyo refleja la visión de esos venezolanos. Nos unen las elecciones, los desastres naturales y las competencias deportivas. Queremos que los venezolanos se informen verazmente, que no crean en las mentiras que fabrican algunas webs. Tenemos pensado hacer algo especial para ellos. Estamos viviendo un proceso de aceleración y queremos que Efecto Cocuyo tenga repercusión continental. Buscamos lanzar en varios países donde hay venezolanos. Estamos trabajando para convertirnos en un medio venezolano con vocación internacional dirigido a audiencia de habla hispana.

¿Cómo gestionan sus redes sociales?

 

Cuando empezamos las manejamos nosotras, específicamente Laura y yo. Ya tenemos un community manager que pronto será editor de audiencias. Ello no implica que todos no sepamos gestionarlas, ya que manejamos turnos de guardia.

¿Tienen algún protocolo para blindarse frente a desinformación o manipulación?

Tenemos un protocolo sencillo: no queremos decirlo primero sino que queremos decirlo bien, de manera que la confirmación con la fuente directa es esencial. Tenemos una unidad muy chiquita de fact-checking. El gobierno tiene una página que se llama Misión verdad y cuando algo no les gusta tratan de exponernos.

INTIMIDACIÓN: EL PLATO DE CADA DÍA

Las principales fuentes de intimidación vienen del gobierno. Los insultos a periodistas y bloqueos son constantes. “Con el mazo dando, de Diosdado Cabello, siempre pone a los medios digitales en la pizarra del escarnio público”. Tienen un viceministro dedicado a responder a los medios. El cerco informativo crece, el acceso a internet disminuye, según un informe reciente publicado por Ipys Venezuela. ¿Cómo ejercer la libertad de expresión en línea y desarrollar un emprendimiento periodístico digital en uno de los países de América Latina con la peor calidad de acceso a internet? Efecto Cocuyo lo está logrando.

Lo que nos pasa muchísimo, en especial, con toda la efervescencia de la situación política, es tener gente molesta con nosotros, gente que pretende que tomemos partido por alguna situación. Gente que nos critica y ataca si entrevistamos a alguien del gobierno. Hemos dicho que no somos un medio partisano (de resistencia).

¿Cómo se protegen ante situaciones de riesgo o peligro?

Tenemos un protocolo de seguridad que lo aplicamos muchísimo durante las protestas. Los periodistas jóvenes tuvieron que aprender. Debíamos estar en los sitios de conflicto para poder decir lo que estaba pasando realmente. Los medios tradicionales estaban censurados. Cuestiones como: ¿dónde te vas a ubicar?, si te pasa esto, retírate del lugar, son esenciales.

Generamos una alianza con otros medios digitales justamente para prevenir cualquier eventualidad. Hemos estado trabajando muchísimo en eso y con colegas fuera del país en protocolos, en caso de que ocurrieran ciertas eventualidades. Por ejemplo, ¿cómo sacar personas en caso de que se vean en riesgo físico por alguna agresión?

¿Hacen agregaduría de contenidos?

Tenemos como protocolo de agregaduría usar dos o tres párrafos y el link de la nota original. Está surgiendo una especie de plataforma de aliados web, que en el contexto venezolano es fundamental. Nuestra principal misión es que la información salga, se distribuya, fluya.

¿A quiénes ven como competencia?

En términos empresariales, competencia es todo lo que se mueva. Los medios tradicionales no nos generan mayor preocupación. La mayoría, exceptuando algunos, están autocensurados. En otros casos, somos competencias en ciertas cosas, pero trabajamos cooperativamente. Me gusta mucho el trabajo que hace Prodavinci, Runrunes. En un contexto tan hostil para la libertad de prensa es importante que exista un medio como La Patilla. Tienen seis años y un modelo de negocio sólido. No estamos en capacidad de competir con ellos.

En este contexto también resulta imprescindible trabajar en alianzas con otros medios. El tema de los Panama Papers fue liderado por Armando.info (sitio exclusivo de investigación en Venezuela), y en algunas cosas cooperamos mucho.

Así se financia el Efecto Cocuyo

Crowdfunding: el empujón

Con su primera campaña de crowdfunding, realizada en abril de 2015, año en el que se fundó el medio, sentaron las bases económicas para arrancar Efecto Cocuyo. En esa ocasión recogieron 26.428 dólares, usando para ello la plataforma Indiegogo. En una segunda campaña, realizada en octubre de 2016, obtuvieron 5.391 dólares. El segundo país de donde más se generaron aportes fue Venezuela, el primero es Estados Unidos. La publicidad y la hiperinflación: así funciona.

En Efecto Cocuyo consiguieron un equipo de venta que cobra por comisión, y que debido a la hiperinflación que sufren los venezolanos, se enfrenta a un vaivén de precios. Ofrecen espacios en bolívares, pero se calculan en dólares. El costo de la pauta se estima por una semana o quince días, y si el cliente está interesado debe prepagar. “Estamos haciendo reconsideraciones de precios cada quince días y mantenemos tarifas al cliente que precompre”, explica Danisbel Gómez, directora de estrategia y gestión.

Proyectos Cocuyo

ESCUELA COCUYO

La escuela Cocuyo busca formar jóvenes periodistas en distintos temas: cómo cubrir la violencia en las calles, cómo cubrir la defensa de los derechos humanos, entre otros. Hay alianzas con organizaciones internacionales.
Pre eren no exponer sus nombres por la situación de riesgo en el país. Además, podrían ser tachadas de conspiradoras.

ESCENARIOS COCUYO

Publicación especial en la que Efecto Cocuyo hace un análisis de las perspectivas políticas y económicas en Venezuela.

MARKETING DE CONTENIDOS

A través de alianzas con terceros como el Fondo de Cultura Urbana crearon, por ejemplo, un especial del aniversario 450 de Caracas, por el que percibieron ingresos.

FESTIVAL COCUYO

Junio es el mes elegido para realizar este festival. Este año ya han conseguido patrocinios e intercambios.
Efecto Cocuyo le apuesta por estos días a generar un modelo de suscripciones, otra forma de generar ingresos, para lo cual han evaluado el modelo de La Silla Vacía, en Colombia.

 


REPORTAJES DE ALTO IMPACTO

Especiales de Efecto Cocuyo que vale la pena ver:

 


Parir y nacer en la Venezuela del hambre
http://bpn.efectococuyo.com/


Venezuela a pie

http://efectococuyo.com/la-humanidad/maracaibo-a-punta-de- chirrincheras-por-falta-de-transporte-publico-venezuelaapie/


Venezuela en fuga, en alianza con la Unidad de Periodismo de Datos de El Tiempo (Colombia)
http://lafuga.efectococuyo.com/


Miss Venezuela

http://misesysantos.efectococuyo.com/

 


 

LAS CIFRAS CLAVES


325.000 seguidores en Twitter de Efecto Cocuyo:
https://twitter.com/EfectoCocuyo:


104.000 seguidores en Twitter de Luz Mely: https://twitter.com/luzmelyreyes:


35.829 seguidores en Facebook de Efecto Cocuyo: https://www.facebook.com/efectococuyo:


1.483 suscriptores en el canal de Youtube


43.300 seguidores en https://www.instagram.com/efecto.cocuyo/